Estados Unidos ha servido durante mucho tiempo como lugar de refugio para quienes huyen de gobiernos represivos. Pero a medida que el autoritarismo se extiende por todo el mundo, y las redes sociales otorgan a los disidentes un megáfono para cruzar la frontera, los activistas exiliados se convierten en blancos de los países de los que huyeron.
En un informe publicado la semana pasada por Freedom House, organismo de control sobre democracia, se registraron 85 incidentes públicos, directos y físicos de represión transnacional en 2021.
Ataques
Los que se refugian en EE.UU. no se salvan de las reprimendas de Irán, China, Egipto, Rusia, Ruanda, Arabia Saudita y otros, que han atacado a personas en suelo norteamericano según Freedom, “ignorando cada vez más y con mayor agresividad las leyes, para amenazar, hostigar, vigilar, acechar e incluso conspirar físicamente para dañar”, apunta el informe.
Actos que recuerdan a tiempos de la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética cruzaba fronteras para asesinar a los llamados “enemigos del estado”, como se ve en series que revisan la época, tal el caso de “The Americans”. “La forma en que algunos gobiernos actúan hoy se ha vuelto descarada, e incluso extravagante", marca Yana Gorokhovskaia de Freedom House.
Ataques a la democracia
“Los gobiernos autocráticos están cooperando para promover la idea alarmante, de que las personas no tienen derecho a criticar a los que están en el poder, sin importar en qué parte del mundo se encuentren”, agrega Gorokhovskaia.
La represión transnacional llegó a Brooklyn el verano pasado. Masih Alinejad, una periodista y activista iraní-estadounidense fue el objetivo de un aparente complot para secuestrarla y sacarla del país en una lancha rápida.
“Esta no es una trama de película descabellada. Alegamos que un grupo, respaldado por el gobierno iraní, conspiró para secuestrar a una periodista radicada en EE.UU. aquí en nuestro territorio y devolverla por la fuerza a Irán”, contó el subdirector del FBI, William Sweeney.
Y Gorokhovskaia señaló que los incidentes contados para el informe de este año no incluyeron las formas más sutiles de presión, desde el abuso en línea, la piratería y el chantaje y amenazas a familiares y amigos que aún viven en su país de origen.
En 2020, un oficial de policía de la ciudad de Nueva York, originario del Tíbet, fue acusado de actuar como agente ilegal del gobierno chino y usar su posición para recopilar información sobre la diáspora tibetana. Baimadajie Angwang había llegado a Estados Unidos a la edad de 17 años, y se le había concedido asilo después de afirmar que sería torturado si regresaba a China.
Medidas
El gobierno de los Estados Unidos, alertado por el crecimiento de estos casos, ha tomado algunas medidas: el Departamento de Justicia comenzó a acusar a personas en relación con la represión transnacional, y el FBI rastrea los delitos y ha publicado un sitio web que crea conciencia y brinda consejos a las víctimas.
“Pero se podría hacer más”, señala Freedom House. “El camino hacia el estatus migratorio legal que existe para muchas comunidades es difícil. Y Estados Unidos es un aliado diplomático de algunos de los países que atacan a los disidentes en el extranjero, como Egipto y Arabia Saudita”, explican.
Ataques a la democracia
Los ataques de Riad a los críticos en el extranjero llamaron la atención internacional por el asesinato en 2018 de Jamal Khashoggi, colaborador de The Washington Post y residente permanente de EE. UU., en Estambul. Pero desde entonces Estados Unidos ha buscado reparar las relaciones con Arabia Saudita y nunca se activó para sancionar personalmente al príncipe heredero Mohammed bin Salman.
“Justo después de eso, las cosas cambiaron rápidamente para nosotros. … Parecía que hubo una reacción del gobierno saudita que entendió que está bien perseguirnos, y no habría consecuencias. Pueden hacer lo que quieran", señaló a Freedom House un saudita anónimo. La ONG entrevistó a una docena de personas que ahora viven en los Estados Unidos sobre cómo les había influido la amenaza de la represión transnacional.
Reclamos
“Cuando no te sientes seguro en tu casa en Estados Unidos, eso es un desastre”, remarcó Sardar Pashaei, un ex activista iraní. "¿A qué otro lugar del planeta deberíamos ir para sentirnos seguros?”, se pregunta.
“Cuando hablas de autoritarismo, creo que a menudo tendemos a hablar de eso como un problema que sucede en otra parte. Pero es un problema aquí mismo en Estados Unidos, le está pasando a la gente que vive en este país, muchos de los cuales son ciudadanos o residentes permanentes. Eso limita el ejercicio de derechos que la mayoría de nosotros consideramos ordinarios y fundamentales”, reclama Gorokhovskaia.
Organismos internacionales como Interpol son parte del problema, con países como Turquía, Rusia y China que utilizan el organismo de lucha contra el crimen para emitir “Alertas rojas” contra disidentes y exiliados.
A fines de 2021, el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Responsabilidad y Prevención de la Represión Transnacional (TRAP, por sus siglas en inglés), y exhortó al gobierno de Joe Biden a usar su influencia como el mayor financiador de Interpol. Y en marzo, en sintonìa con la invasión rusa a Ucrania, los gobiernos de Australia, Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Estados Unidos pidieron a Interpol que suspendiera el acceso de las autoridades rusas a los sistemas de rastreo.
Pero es poco probable que el problema del acoso y la violencia hacia los refugiados disidentes desaparezca pronto. Como señala Freedom House y otros organismos internacionales, entre ellos la propia ONU, el autoritarismo se ha extendido en los últimos años y la democracia ha decaído.
De:MAXIMILIANO SARDI